Varios sectores de la economía estadounidense como salud, educación, hostelería y concesionarios de automóviles reciben ataques cibernéticos casi a diario. Además de los sospechosos de siempre, Rusia y China, los delitos informáticos son también obra de bandas criminales y «lobos solitarios». La aparente vulnerabilidad ante este tipo de ataques hace temer graves consecuencias para todo el mundo si resultan afectados otros sectores clave como el financiero o el logístico.
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